El Cordero de Dios. Sin mancha, sin culpa, un sacrificio perfecto por nuestros pecados. Su cuerpo fue quebrado, su sangre derramada, su vida fue entregada por nosotros. La obra de la cruz está terminada.
Nuestro enemigo anda al acecho como león rugiente buscando a quién devorar. No cedas al miedo. El enemigo ha sido derrotado por la sangre del cordero. Ponte la armadura completa de Dios, y toma tu posición, por nuestros vecinos, por nuestra ciudad, por nuestro país, por nuestro mundo.
La oración es poderosa, más de lo que podemos entender. Nos da fuerza en la adversidad y nos recuerda nuestro propósito. Nos da valor en tiempos de incertidumbre y puede mover montañas. ¡Tener fe!
La Pascua es un tiempo de gran regocijo, ya que celebramos la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. A través de Su muerte y resurrección, Él nos ofrece el regalo de nueva vida y esperanza, y nos invita a compartir Su victoria sobre el pecado y la muerte.
Al enfrentar los desafíos del invierno, recordemos que Dios está siempre con nosotros, brindándonos consuelo y fortaleza. Que confiemos en Su fidelidad y encontremos belleza y bendiciones en medio del invierno.
Como cristianos, estamos llamados a caminar al paso de Dios: a vivir nuestras vidas en obediencia a Su voluntad y a seguir el camino que Él ha trazado ante nosotros.
El Viernes Santo marca el día en que Jesús voluntariamente fue a la cruz para morir por nuestros pecados. Es un recordatorio solemne del increíble sacrificio que hizo por nosotros.